¿Os he contado la vez que me dejé mi portatil con un disco duro extraible sobre el capó del coche, y me fuí a casa con ello ahí encima (hasta que salió volando en una rotonda)? También lo hice con una bandeja de pollo, que se desparramó sobre un paso de peatones al parar en el semáforo, y con mi tarta de cumpleaños de este año, una tarta gigante de queso y frambuesa que le costó a mis amigos 20 euros, y que acabó explotada en el suelo tras ovidármela… ¿Adivináis dónde?… Sobre el capó del coche. Me olvido cosas en sitios. Es como una enfermedad mental muy jodida. En tan solo 21 dias de viaje que llevo, he perdido mi sudadera/almohada, mis vaqueros y unicos pantalones de no-mendigo, unos calzoncillos, un par de calcetines, mi cantimplora, mi cubierta de la tienda y todos los clavos, y esta mañana… mi esterilla hinchable. Todo, por gilipuertas. Me daría una auto-patada en las pelotas (que es difícil, pero posible), pero creo que solo agravaría las cosas. Para colmo de todo, he elegido para la noche de hoy el que debe ser el suelo mas deforme que hay en todo Francia; una especie de comedero de vacas con tierra seca debajo de la paja y agujeros del tamaño de mi puño cada 50 centímetros. Me voy a levantar como un vomitao, y lo voy a flipar mañana. Solo por la gracia, cuando me levante voy a poner una nota al final de este post diciendo como he dormido. Señor dame fuerzas.
Si en la foto de arriba veis a una rubia haciendo la cena, es bueno, porque significa que no se me esta yendo la olla del todo ni me estoy empezando a crear amigos imaginarios. Os hablaré de ella y de estos días en el siguiente post. En el de esta noche quiero centrarme en otro tema. Un tema que me parece sumamente importante.
Cuando voy en bici, pienso un huevo; dejo que mis pensamientos fluyan como el ketchup en el McDonalds, y aquello que fluye y refluye es de lo que suelo hablar por aquí. Así de sencillo. El concepto de motivación me ronda mucho la cabeza, sobre todo desde que entendí realmente lo que significa e implica (lo estudié a fondo en el master de Creatividad e Innovación). A demás, a raíz de él se pueden hacer mogollón de disertaciones bucólicas interesantes, pero primero os voy a meter teoría, que si no no os enteráis de nada. Luego bucolizamos.
La motivación no es “estoy motivao” o “estoy desmotivao”. La motivación, a nivel psicológico, es mucho más compleja, y para entenderla tenemos que dividirla en dos, como los palillos chinos. Existe la motivación intrínseca y la extrínseca. La motivación intrínseca es aquella que viene ‘de dentro’ y la extrinseca viene ‘de fuera’. Esto, a fuego se os tiene que quedar. ¿Y qué quiere decir? Pues muy sencillo, os lo voy a explicar con un ejemplo…
Imaginad un laberinto gigante, ¿vale? Ese laberinto tiene una entrada y una salida. A la entrada tenemos a Clitus y a Piedrel, y a la salida tenemos un bote de alubias con chorizo. Clitus está intrínsecamente motivado para hacer el laberinto, y Piedrel lo esta extrínsecamente. Esto, lo que implica, es que Clitus va a explorar el laberinto porque es lo que le mola (siente motivacion por la actividad en sí), y no va a centrarse únicamente en encontrar la forma más rápida de llegar a las alubias, sino que se va a tomar su tiempo, va a recorrerlo entero, encontrar los conguitos ocultos en uno de los pasadizos, y al final llegar al bote. A Piedrel, por otro lado, le importa un carajo el laberinto; él lo que quiere son las alubias (siente motivación por la recompensa). Es más, si le dices que al final no hay alubias, ni se mete en el laberinto. Pero si le dices que hay dos botes de alubias y no uno, se emociona todavía más y hace el laberinto lo más rápido posible. Con tres botes de alubias, lo cruza en linea recta reventando las paredes, aunque eso suponga saltarse las reglas del juego. Al final, tanto Clitus como Piedrel encuentran la salida del laberinto, pero tanto lo que han descubierto uno y otro por el camino, como lo que han disfrutado y tardado en encontrar la salida es muy distinto.
Todos, en algun momento de nuestras vidas y frente a distintas situaciones, hemos sido Clitus o Piedrel. A veces, hemos sido un poco de ambos. Es importante entender que TODOS tenemos algo en esta vida hacia lo que sentimos una motivación intrínseca; todos tenemos un laberinto en el cuál no nos importaría perdernos durante días, independientemente de lo que haya a la salida, si es que hay algo. Pero no todos hemos encontrado ese laberinto; bien porque no hemos vivido suficientes experiencias diversas para descubrirlo en nosotros, o bien porque la vida no nos ha dado la oportunidad de hacerlo. A ver, para que nos aclaremos por si estoy dando una explicación de lo mas disléxica: cuando hablo de motivación intrínseca hablo de pasiones, y cuando hablo de extrínsecas hablo de recompensas y castigos (dinero, fama, un sopapo, etc.). Aquí podría meterme a hablar extensamente sobre la relación entre la creatividad y la motivación, pero solo voy a dar una pincelada por si a alguien le interesa.
Hay una relación directamente proporcional entre motivación intrínseca y creatividad, pero no entre extrínseca y creatividad, lo que implica que por más dinero que le ofrezcas a un trabajador al que no le motiva de forma intrínseca el trabajo, no va a devolver resultados más creativos. Esto es muy importante porque quiere decir que si eres jefe y quieres que tus empleados devuelvan resultados creativos, lo que tienes que hacer es encontrar a personas tan intrinsecamente motivadas por la tarea que casi lo harían de gratis. Si te empeñas en motivar a desmotivados (intrinsecos), no va a funcionar. Van a querer cruzar el laberinto en linea recta, y la creatividad consiste en tomar las divergentes. Aquí podría citar una infinidad de artículos sobre este tema. Si a alguien le interesa mucho (y os debería interesar porque la creatividad es importantísima para todo, y en todos los trabajos), que me lo diga o busque las publicaciones de Theresa Amabile.
Pues bien, aquí es donde me froto las manos y sonrío vilmente en mi mierda de tienda de campaña con agujeros y arañas, porque voy a empezar a divagar. Ahí va. El mundo se mueve, en gran medida, por motivaciones extrínsecas. Esto seguro que no es algo nuevo para vuestros oídos, pero como la situación en nuestra sociedad no mejora, me veo obligado a hablar sobre ello. Si os fijais, lo mas jodido que hace la especie humana, que a su vez es lo mas notable, viene movido por el dinero y/o el poder. Ambas cosas son motivaciones extrínsecas. Y ¿porqué? ¿Porqué nos movemos por motivaciones extrínsecas, cuando las intrínsecas nos satisfacen a un nivel mucho mas real y profundo? Pues por miedo e inseguridad. Por tanto, se podría decir que, en cierto modo, todo lo jodido del mundo esta movido por el miedo. A ver, vamos a empezar por el principio…
Los dinosaurios!! No. Los niños. De niño es muy facil saber lo que te motiva de forma intrínseca. A mi me motivaban intrínsecamente los bichos, las ballenas y los delfines. Podía tirarme horas observandolos y aprendiendo sobre ellos, y no necesitaba que nadie estuviese detrás mío poniendome premios si lo hacía, o castigos si dejaba de hacerlo. Probablemente sabía más de estos temas que ningún otro niño. Puro friki. En cambio, aprenderme los ríos de España me producía cancer cerebral con metastasis. Ahí, o la motivación extrínseca era muy grande, o no había manera. A medida que nos hacemos adultos en nuestro sistema educativo (y en nuestra sociedad), vamos perdiendo la noción de lo que nos motiva intrínsecamente porque en el colegio nos oprimen con aquello que no lo hace. Y se comienzan a valorar más las motivaciones extrínsecas (las notas) que las intrínsecas (que te guste pintar, hacer algun deporte en concreto, leer novelas de ciencia ficción o hacer los mejores aviones de papel del mundo mundial). Cada una de esas cosas que se nos menospreciaban, o que simplemente comenzaban a diluirse entre lo demás, era uno de esos laberintos en los que nos podríamos perder hasta el infinito, algo en lo que destacaríamos por ser los mejores (pese a que nos diese igual no serlo, porque no es lo importante), por hacerlo con pasión, y por sentirnos orgullosos de nosotros mismos. Que desconectemos de nuestros laberintos internos es una autentica pena. Y cuando se llega al bachillerato, se jode todo a mas no poder.
La selectividad (o la fiesta de ese verano antes de la uni) es la mayor de las motivaciones extrínsecas que uno puede tener. Todo es relativo a la edad, si, pero no deja de ser cierto. Cuando uno llega a 2o de Bachillerato, se encuentra tan alejado de los posibles laberintos que encontró en la infancia, y tan metido en la vorágine de sacar buena media (motivación extrínseca) para luego poder hacer la carrera que, sin haber tenido medio minuto de refexión, quiere hacer durante los próximos 4-6 años, que toda decisión que haga va a estar basada en motivaciones extrínsecas. Aquí es cuando comienzan a ponerse serias las cosas.
Este año pasado tuve la oportunidad de hablar con unos cuantos alumnos de 2 Bachillerato del Colegio Estudio justo antes de selectividad, y la situación me resultó bastante preocupante. Lo primero que hice fue preguntarles que qué carrera pretendían estudiar. Lo segundo fue que porqué. Solo uno de ellos me dio una respuesta, a mi parecer, aceptable. El resto estaban claramente motivados para hacer una carrera u otra por las salidas laborales que ofrece dicha carrera, o porque es lo que hace la gente cuando no sabe qué hacer (vease ADE y Derecho), o porque se la han recomendado. Con perdón, pero pura shit. Uno no debe elegir a lo que va a dedicar una vida entera basado en el dinero que vayas a ganar luego, o en que tengas el trabajo más o menos asegurado. Que le jodan a esa linea de pensamiento. No hay forma más rapida y sencilla de garantizarte una vida laboral (y existencial) vacía. De convertirte en un ser que solo recorre el laberinto por la recompensa, y que le da igual lo que tenga que hacer para llegar a la salida (la corrupcion es un claro ejemplo de esto). Luego vienen las crisis existenciales y la falta de motivación. Pero espera que me adelanto.
Yo lo que hago es algo que le debe joder mucho a los padres de estos chavales; les recomiendo que no decidan (si realmente no están preparados para ello), y que se tomen un año sabático. Yo se que a los de antiguas generaciones (a algunos) os parece una calumnia máxima el dejar pasar tooooodo un año, en el que podrías estar formándote, para irte por ahí porque necesitas tener ‘experiencias’, pero vosotros habeis vivido en un mundo en el que si no estudiabas te morías de hambre. Ahora vivimos en un mundo en el que puedes tener 3 doctorados y acabar trabajando en el McDonalds, si tienes suerte. Luego entras en depresión y te suicidas. Y no exagero, muchos sabéis que no lo hago. En general, nos hemos olvidado del tiempo de reflexión, un tiempo en el cual, aunque suene a cliché, nos damos un respiro y podemos vover a entrar en sintonía con nosotros mismos, redescubrir pasiones olvidadas e ir a por ellas. Porque la enorme frutada de no darnos ese tiempo a nosotros mismos y entrar en la rueda (la uni, el master, el trabajo), es que para cuando nos queremos dar cuenta hemos perdido la oportunidad y ya es demasiado tarde. En verdad, no creo que jamás pueda ser demasiado tarde, pero cuanto más tiempo se deja pasar, más valor hace falta para cambiar el rumbo de nuestra vida, más hay en juego, y más se puede ir todo a tomar por culo. Pero, a ver qué creeis que hago yo aquí en medio de la nada francesa sufriendo como un cerdo y pasando tanto tiempo conmigo mismo. Pues reflexionar jostras, que acabo de terminar un master, me ha entrado mucho en la cabeza y de todo ello tengo que ver bien qué me ha hecho tilín y qué no. Hice lo mismo después de estudiar 5 años de Biotec. Cuando todos corrian a meterse a un master o encontrar trabajo como poseidos del demonio, yo me fui a Ghana a comer mangos (entre otras cosas claro). Y tras la experiencia, vi que casi nada de la carrera me había hecho tilín. Un añito de reflexión, alguna que otra experiencia distinta y menos dejarme influenciar por presiones sociales externas, e igual no hubiese estudiado biotec para empezar. Pero como digo, una vez que te metes en algo…
En el mundo laboral ocurre algo parecido, pero la repercusión de nuestras decisiones no nos afecta solo a nosotros, sino a mucha mas gente, y al planeta en el que vivimos. Imaginemos a Pedro. Pedro es un chaval regordete y muy majo, con cara de buen tío. A Pedro es que dan ganas de darle un abrazo siempre porque parece un panda. Que majo es. Bueno, pues Pedro está en la cuspide de su juventud. Veintidós años y una carrera en Empresariales, a la cual se metió por no saber qué hacer con su vida (Nota: Aunque pinte carreras de empresa con esta luz, no quiere despreciarlas de ningún modo, y creo que hay gente que puede estar intrínsecamente motivada para cursarlas, pero por desgracia hay mucho alumno cursandolas por los motivos menos acertados). A Pedro le mola el pan. De toda la vida, de ahí que esté tan feliz siempre. Además de comerlo de maravilla, Pedro hace pan en el horno de su casa. Y lo hace que te licuas de rico, es como un mago del hidrato de carbono. La realidad es que Pedro querría ser panadero, pero en su familia le dicen que se deje de gilipolleces que de eso no se vive, que haga pan como hobbie, y que se meta a trabajar en la empresa familiar (una fábrica de zapatos), que para eso ha estudiado. Ahora, el espacio/tiempo de esta historia se divide en dos.
En el futuro 1, Pedro se ha metido en la empresa, y realiza un trabajo para el cual no siente motivación intrínseca. Cada mañana se levanta para ir a trabajar y lo único que le saca de la cama es pensar que necesita el dinero que le da la empresa para pagar sus gastos, el cole de los niños, y el nuevo horno de pan que tiene en mente. Por tanto, el va a tomar el camino mas fácil en su día a día para garantizarse el salario. Durante su jornada, se le presenta una situación complicada; su proveedor de suelas de zapato les ha subido el precio, porque ahora las fabrica de material reciclado y llevan un nuevo diseño que es más comodo para el que lo calza. Si a Pedro le motivase intrínsecamente el trabajo, su pasión sería ofrecer el mejor servicio a su cliente, ante lo cual estaría dispuesto a perder algo de beneficio (motivación extrínseca) si eso supone que sus clientes van a ser más felices al usar su producto. Pero a Pedro le motiva la recompensa de su trabajo, y esa recompensa es el dinero, de modo que decide buscar a un proveedor que le ofrezca suelas todavía más baratas. A demás, busca que las suelas sean idénticas a las anteriores, y así puede hacer el chanchullo de venderlas a un precio mayor y aumentar lo que se lleva para su bolsillo. Malo para el medio, malo para el cliente, bueno para aumentar la motivacion extrinseca, pero la intrínseca no existe. Pedro no es feliz.
En el futuro 2, Pedro le ha echado un par de pelotas y se ha hecho panadero. Hasta conseguirlo han pasado tres años, durante los cuales ha trabajado esporádicamente y ha intentado montar su propio negocio, pero la industria del pan es muy competitiva y se ha visto en la calle muchas veces. Cada vez que esto ocurría recibía críticas de su familia, pero nada podía detenerle. Como estaba intrínsecamente motivado para hacer pan, pensaba en el pan incluso en la ducha, y de tanto pensar se le ocurrió un nuevo modelo de negocio para vender pan a domicilio, reciente y calentito en la puerta de tu casa. Entre lo rico que estaba su pan, y lo bueno que era su negocio, no tardó nada en montar una empresa estable (y para eso le sirvieron sus estudios 😉 ). Pedro vive feliz, porque a parte de hacer cada dia lo que más le gusta, tiene suficiente dinero para vivir a gusto como un arbusto.
Un dia, a Pedro se le viene encima un problemón: una de sus clientas ha encontrado una cucaracha en la barra de pan. Pedro sabe que debe detener la produccion, informar a los clientes de lo que ha ocurrido, revisar las instalaciones y luego reanudar el servicio, porque donde hay una cucaracha hay 1000. Pero también sabe que eso le va a suponer una perdida considerable de ingresos, y que podría ignorar a la mujer, arriesgarse a perder una clienta pero mantener la producción funcionando. Pedro elige detener la producción, porque lo que le importa más es ofrecer buen pan, y que sus clientes no se lleven mas sustos, no el dinero.
Bueno, voy a ir concretando y acabando ya. Me gustaría que cada uno de los que estais leyendo esto, que a estas alturas de la narración igual no sois ninguno, penséis en cuál de los dos Pedros sois. La forma más facil de saberlo es respondiendo a la siguiente pregunta: ¿Seguirías haciendo tu trabajo aunque no te pagasen nada a final de mes? Si la respuesta es sí, estas intrinsecamente motivado/a. Y mucho, porque en la vida de algo hay que vivir, que no soy idiota. Si la respuesta es no, estas extrínsecamente motivado/a. Lo mismo se aplica a los estudios, salvo que la recompensa no es el dinero sino tu expediente académico o currículum. Yo en este aspecto soy un poco pesimista, y creo que el mundo está lleno de gente a la cual, por desgracia, las personas o las situaciones no les han dado el corage o la oportunidad de ir detrás de sus laberintos personales. Pero también creo que es posible cambiar, y que en un mundo en el cual todos hiciesemos aquello por lo que nos sentimos verdaderamente intrínsecamente motivados, tomariamos decisiones que nos benefician a todos, y no solo a nosotros.
En fin, bucolismos míos jeje 🙂 Son las 00:05. Casi 4 horas en escribir esto. Para que veáis lo lento que escribo.
A descansar!
(No he dormido…)