Es época de disfraces, de sangre, de cerebros explotados y de calabazas. Solo con las últimas se puede hacer uno de los postres que más me gustan en el mundo, la tarta de calabaza o ‘pumkin pie’. Lo digo en inglés porque la receta original, o al menos la que me es familiar a mí, es la que proviene de los Estados Unidos. Esta tarta me gusta tanto, que una de las primeras cosas que hice cuando viajé a Carolina del Norte hace 4 años fue comprar una lata de ‘pumkin pie filling’ y comérmela a cucharadas (no sin antes rajarme el pulgar casi hasta el tendón por la prisa de abrir la lata con la mano).
Me apasiona cocinar. Lo compararía con el deporte, pero van en categorías distintas. Cocinar me trae paz interna, me nutre y me calma, y además me encanta estar rodeado de cuchillos afilados jaja. Comencé a interesarme por la cocina tras decidir que necesitaba aprender a cómo estar bien nutrido, y desde hace años que experimento 3-4 horas/día en la cocina, unas veces con más y otras con menos acierto. El caso es que había un par de calabazas gigantes en mi casa y, en vez de hacer una tarta y gozarla solo en familia, he pensado que podría convertirlo en un post en el cual no solo os enseño a como hacerla, sino que retomo un poco la fotografía y aprovecho para ir tratando el tema de tener criterio (ecológico) a la hora de elegir los ingredientes. Es la primera vez que me aventuro a contar una receta de este modo, así que piedad, y críticas constructivas que así puedo mejorar para la siguiente ;).
INGREDIENTES (para el ¿cuerpo?)
- 500 gramos de calabaza sin piel ni pepitas
- 3 huevos
- 100 gramos de azúcar (mejor integral o panela)
- 30 gramos de harina de maíz (fina tipo Maizena)
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1/2 cucharadita de jengibre molido
- 1/4 cucharadita de nuez moscada molida
- 1/4 cucharadita de clavo
- 1/8 cucharadita de pimienta
- 240 gramos de crema de coco (o 100gr leche condensada + 100gr leche evaporada)
- 60ml leche (de vaca, soja, coco, cigüeña o lo que tu quieras)
- 1 pellizco de sal (muy importante!)
INGREDIENTES (para la base)
- 400 gramos de galletas sin gluten
- 140 gramos de mantequilla/margarina (aprox.)
ELABORACIÓN
Yo a la hora de cocinar no le hago mucho caso a las cantidades. No es que vaya a echar 10 cucharadas de pimienta si pone 1/8 de cucharadita, sino que me oriento mucho por la consistencia de la combinación de ingredientes. Por eso aviso desde ya que no os obsesionéis con la precisión, porque vais a tener que ajustar seguro. Ya lo iremos viendo. Lo primero la calabaza!
La calabaza mola. Es alta en fibra, beta-carotenos y antioxidantes. Además es naraja y la puedes vaciar y convertir en lampara. Aquí dejo unas tablas con información nutricional de la calabaza, por si mi descripción no es suficientemente rigurosa…
(Fuente: http://www.natursan.net/calabaza-propiedades-y-beneficios/)
Chic@s, no es lo mismo comprar una calabaza cortada y envasada al vacío, que una entera. Igual que también hay diferencia entre comprar una calabaza que venga de la huerta del vecino, a una que venga de Francia, o de Indochina. Igual todas saben igual – la de Indochina lo dudo, pero el impacto medioambiental de cada una (y el precio) van a variar (curiosamente de forma inversamente proporcional). Buscamos producción local antes que importación porque le ahorramos al medio todo el combustible implicado en transportar la calabaza. Buscamos calabaza entera antes que envasada porque le ahorramos al medio el combustible necesario para procesarla, el plástico que la envuelve, y a nosotros los conservantes que se le añade al producto. Y buscamos de producción ecológica antes que industrial porque le ahorramos al medio mucho estrés por las prácticas agrícolas involucradas y por la cantidad de pesticidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos que se emplean, y nos ahorramos el daño que las trazas de esos químicos sintéticos que van en el producto nos hacen a nosotros al consumirlo. Estos daños son a largo plazo por cierto, por eso no parece que pase nada si te tomas una manzana de producción industrial.
Si analizáis las calabazas de este modo, es probable que observéis como la de producción ecológica y local es más cara que la industrial envasada que ha viajado medio mundo para llegar al super. Misterios de la vida (y subvenciones al imperio del petróleo). Pero tened en cuenta que, al comprar la local eco, estáis pagando por un valor añadido, que es el de dar empleo a tus vecinos y el de promover el respeto por nuestro entorno natural.
Bueno, pues la calabaza eco local (1) la cortamos en rodajas y luego la pelamos. Es más fácil hacerlo de este modo, si no pelarla es imposible. Una vez pelada y troceada, hay que pesar los 500 gramos y hervirla en abundante agua (no pasarse tampoco). Yo la he hervido durante 20 minutos, pero el tiempo variará en función de lo madura que esté la calabaza y del grosor de los trozos. Luego a escurrir, reservamos la calabaza y regamos las plantas con el agua sobrante.
A continuación, (2) mezclamos en un bol la calabaza, los huevos y el azúcar, y mezclamos bien.
¡Inciso breve sobre los huevos!! Los huevos tienen un código. Es muy largo, pero solo nos interesa el primer dígito del código. Éste puede ser 0, 1, 2 o 3. Es muy importante fijarnos siempre en este primer dígito porque nos va a indicar cómo han sido criadas las gallinas que han puesto los huevos. Y nos fijamos en ellos porque, obviamente, nos importa cómo tratan a otros seres vivos, sean humanos o no, y queremos demostrarlo (aunque no siempre tengamos claro cómo). Esta tabla resume bien esto:
Los mejores huevos (desde un punto de vista nutricional y ético) son los del ‘cero’. Por desgracia, son también los más caros, pero recordad que estamos pagando por un valor añadido, que puede que no se vea, pero que está ahí :).
Sigamos! Ahora (3) añadimos TODAS las especias (canela, jengibre, nuez moscada, clavo, pimienta y sal) y volvemos a mezclar vigorosamente hasta romper a sudar. Una vez homogeneizado, (4) añadimos los 60 gramos de leche y los 240 gramos de crema de coco. Yo he sido vago y le he pasado la minipimer, pero no es estrictamente necesario.
Aquí me gustaría explicar una cosilla. Primero la leche. Hay mucho debate sobre lo bueno/malo de la leche, tanto para nosotros como para las vacas y para el medio. Ante nada, yo os animo a que investigueis el tema de forma crítica vosotros. Yo, personalmente, prefiero no tomar leche de vaca, ni de cabra ni de centollo. Mis motivos son:
- Porque hay suficientes fuentes alternativas de calcio (la leche como fuente importante de calcio ha sido siempre el discurso estrella de la industria láctea, pero puedes obtener todo el calcio que necesitas y más de fuentes vegetales como los frutos secos).
- Porque a muchas de las vacas se las tiene en condiciones pésimas, esclavizadas por el sistema (y nuestro ansia viva por los quesos, helados y yogures).
- Porque el consumo de agua y pienso necesario para la producción de la leche es descomunal, y muchas veces implica la tala de bosques para conseguir suficientes recursos.
- Porque hay leches de origen vegetal que se pueden hacer en casa y que están muy ricas (también).
- Porque no quiero que me salgan tetas… es coña.
Ahora bien, si vais a elegir leche, la mejor es la fresca de vacas que pastan felizmente por Galicia.
En cuanto a la crema de coco, sería lo ideal si queréis que sea una versión casi vegana (no del todo porque hay huevos). Yo salí corriendo al super a buscar una lata de este tipo…
Pero no había, así que opté (no sin 10 minutos de indecisión y conflicto interno) por comprar leche condensada y leche evaporada. Habiendo soltado todos los motivos por los cuales prefiero no consumir leche, tomar esta decisión puede parecer un tanto contradictorio. Los argumentos que iban fluyendo por mi cabeza eran, primero, que la crema de coco es vegetal y que por tanto no implica necesariamente sufrimiento animal (esto es relativo), a diferencia de la leche (esto es relativo también, en función de cómo se produce la leche). Segundo, que la crema de coco, en España no se produce. Viene de Tailandia o de CentroAmérica, y por tanto lleva una huella de carbono bastante elevada, algo que no lleva la leche de producción local. Al final opté por la leche condensada+evaporada porque no puedo estar todo el mmmm día debatiendo estos temas y no hacer otras cosas con mi vida.
Siguiendo con nuestro proceso, (5) vamos a fabricar nuestra base. Para ello trituramos los 400 gramos de galletas sin gluten, derretimos y vertemos la mantequilla/margarina/aceite de oliva, y mezclamos bien hasta que nos quede una pasta de consistencia uniforme. Esta la colocamos sobre una bandeja de horno redonda como la que muestro más abajo. Tratamos de que quede fina y que cubra la mayor superficie posible.
Horneamos la base en un horno precalentado a 190ºC durante 7-9 minutos. Dejamos enfriar.
Por último, vertemos nuestra mezcla de calabaza en la bandeja y horneamos 50-60 minutos a 190ºC. Procurad que no se os hagan demasiado los bordes de la tarta. Si veis que se queman, cubridlos con papel de plata. La consistencia en el centro debería ser algo inestable. Al enfriarse se volverá bastante más sólida. Y ¡voilá!!!
Como diría mi primo Alejandro…. GOZAR, GOZAR Y GOZAR! 🙂
NOTA: La receta original ha sido sacada de http://sallysbakingaddiction.com/2014/10/26/the-great-pumpkin-pie-recipe/. Yo me he tomado la libertad de modificarla a mi gusto, y al final no ha salido nada mal. Lleva considerablemente menos azúcar que la original, pero está igual de dabuten.